31.7.11

Odio las despedidas.

Y ya, se termino la semana, y con ella todas mis ganas de salir, de volar, de soñar... sencillamente por no poder hacerlo con él. Un mes, un mes y todo volverá a ser como esta semana, o mucho mejor... quien sabe. Pero treinta días son demasiados días para no compartirlos con él.
 Si, exagero, lo sé. También sé que nunca lo había pasado tan sumamente mal, que nunca me había costado ni la mitad de lo que me esta costando irme y dejar Madrid. No se me ocurre ni una sola razón lógica por la que este así. Aunque por otra parte... ÉL, es una buena razón. Él es el la gota de felicidad para sentirme entera.

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